En
la vida cotidiana actual, sobretodo en las grandes conglomeraciones urbanas,
encontramos que el silencio es casi un bien inexistente. Ya sea por el ruido
del tránsito, de las charlas de las personas, o diferentes ruidos que tienen que
ver con la situación de ser “Hombres”, es muy difícil lograr silencio total en
áreas urbanas.
El
bullicio externo y muchas veces interno, nos aturde, pero lo que es peor, es
que ya nos hemos acostumbrado a el como algo natural, y restamos importancia a
la interferencia y perturbación de la comunicación, de la capacidad de pensar y
meditar, y lo perjudicial que resulta para la salud...