domingo, 9 de junio de 2013

Supersticiones; el origen

Todos creemos o hemos creído alguna vez en que los gatos negros traen desgracia, o en que romper un espejo traerá 7 años de mala suerte, o que tal vez, un amuleto nos ayude a ganar algo o nos proteja. Este tipo de creencias, sabemos todos, se denominan supersticiones. Pero ¿cual es el origen de ellas?


Superstición es la creencia contraria a la razón que atribuye una explicación mágica a la generación de los fenómenos, procesos y sus relaciones. Las supersticiones, no fundamentadas o asentadas de manera no común en el ser humano, pueden estar basadas en tradiciones populares, normalmente relacionadas con el pensamiento mágico.

Las personas supersticiosas piensan que ciertas acciones (voluntarias o no) tales como rezos, ensalmos, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales, influye de manera trascendental en su vida.
El pensamiento mágico está presente, según la Psicología, naturalmente en los niños. Es cuando le atribuyen vida o personalidad a objetos, o cuando le atribuyen explicaciones fantásticas (carentes de lógica) a los acontecimiento, y así funciona todo en perfecto orden.

Son demasiadas las supersticiones que se conocen y se manejan en el mundo, pero he aquí algunas de las más populares en occidente;

1- Decir “Dios te bendiga”cuando alguien estornuda, proviene de la creencia medieval de que cuando se estornudaba se salía el alma por la boca, lo que provocaba una sensación inmediata de escalofríos por todo el cuerpo.. Al decir Dios te bendiga, se pedía que te devolviera el alma.

2- Espejo quebrado=7 años de mala suerte. Antiguamente, se creía que el espejo reflejaba el alma de la persona, por lo que si se rompía, parte del alma quedaría atrapado dentro de el. La persona vagaría por el  mundo sin una parte de si.

3- Pasar debajo de una escalera. Se remonta a la época medieval donde se realizaban ejecuciones en la horca. El condenado subía por una escalera pequeña y cuando su cuello se encontraba rodeado de ola soga, el verdugo pateaba la escalera para que su cuerpo colgara...

4-  Derramar sal. Es una vieja superstición creer que derramar sal es un mal presagio. Simbolizaba, desde la antigüedad, que mantenía los demonios y espíritus alejados. Derramarla significaba que uno estaba desprotegido de los espíritus. La creencia de que si dejamos caer sal tenemos que agarrarla y tirarla por encima del hombro viene justamente de esto, al caerse estamos desprotegidos y los espíritus se nos acercan por detrás, entonces al arrojar la sal por encima del hombro logramos espantarlos.

5- El Número 13. Existen tres versiones del origen de esta superstición; En la Última Cena, Judas habría estado sentado en el decimotercer  lugar de la mesa; según una tradición vikinga, el dios embaucador Loki sería el decimotercer dios y también en el zodiaco persa, donde hay doce signos dejando el puesto número trece para representar el caos.


6- La herradura de la buena suerte. En la Edad Media, cuando cundía al máximo el temor a la brujería, se creía que las brujas se desplazaban montadas en escobas porque temían a los caballos y que cualquier cosa que les recordara un caballo, especialmente su herradura de hierro, las ahuyentaba como un crucifijo aterrorizaba a un vampiro.
Aunque provienen de mucho tiempo atrás, las supersticiones incluso hoy en día condicionan a muchas personas en su forma de actuar, haciendo que muchos no creyentes consideren a quienes creen en supersticiones en casos curiosos.

Por Vanessa Gonzalez.

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